La geolocalización de las fotos y el robo del móvil

El uso de la geolocalización en las fotos que realizamos con el móvil es sin duda una función interesante, que nos permite posteriormente ver en un mapa el punto exacto donde las realizamos.

La geolocalización de las fotos y el robo del móvilLa capacidad de “autoubicarse” por GPS permite a los smartphones almacenar las coordenadas cartográficas del lugar donde se disparó la foto en la información del propio archivo de imagen. Cada imagen guardada lleva consigo mucha información, lo que se conoce como ‘metadatos’, por ejemplo la fecha, hora, si se hizo con flash, la marca y modelo del dispositivo, etc. y también las coordenadas. Pero el almacenamiento de estas últimas puede activarse o desactivarse a voluntad.

No puedo describir un modo exacto de encontrar esta opción en los móviles actuales porque cada modelo tiene un modo diferente de presentar sus opciones, pero lo habitual es encontrarla en los ajuntes de configuración de la propia aplicación de fotografía.

Es importante valorar muy bien antes de aplicar esta configuración la trascendencia que puede tener que estas imágenes caigan en ‘malas manos’. Ya hemos comentado con anterioridad el riesgo que suelen correr los menores al publicar libremente sus fotos geolocalizadas en las redes sociales. Pero en este caso quería incidir en otro riesgo asociado igualmente a la geolocalización de las fotos, la pérdida o robo del móvil.

Si me roban el móvil, ¿saben dónde vivo?

Si tienes activada la función de geolocalización en tus fotos, de forma general podríamos decir que la respuesta es SÍ.

Analicemos lo fácil que le resultaría a un ladrón saber dónde vivimos.

  • No tardará en saber nuestro domicilio si hemos hecho fotos en nuestra casa con la mencionada función activada y por el número de fotos y su contenido se deduce que puede ser nuestra vivienda. Esto es completamente habitual, en el caso de los jóvenes, además es muy frecuente que se hagan autorretratos, con lo que el ladrón sabrá quiénes son y dónde viven.
  • Podemos pensar que si hemos limitado el acceso al móvil con algún bloqueo de pantalla o contraseña, nuestras imágenes están a salvo. En la mayoría de los casos esto no es cierto. Excepto algunos modelos concretos, como el iPhone, los móviles llevan incluida una tarjeta de memoria donde se suelen almacenar las imágenes y vídeos. Basta con extraer la tarjeta del móvil y conectarla a un ordenador para poder acceder a toda la información almacenada.
  • Aunque llevemos instalada alguna aplicación para bloquear el móvil a distancia, incluso para borrar toda su memoria vía SMS, hemos de recordar que si el móvil está apagado no podremos utilizar ninguna de estas funciones. Al ladrón le bastará, igualmente, con extraer la tarjeta de memoria y analizar el contenido.
  • Existen programas gratuitos que podemos instalar en el ordenador y que con toda facilidad nos situarán las imágenes en un mapa con total exactitud. Por ejemplo XnView MP es un gestor de imágenes que además de la ubicación en el mapa nos muestra todos los metadatos con los que cuentan las fotos, como la fecha, la hora, etc.
  • La geolocalización de las fotos y el robo del móvil

Hasta donde puede conocer un ladrón nuestros hábitos y nuestros datos personales, es evidente que dependerá de la cantidad de fotos y de su contenido. Pero sabemos que los jóvenes y niños que actualmente son usuarios de este tipo de teléfonos son muy aficionados a fotografiarlo todo. Probablemente, en la mayoría de los casos, podríamos averiguar sin dificultad datos como el domicilio habitual, colegio, imagen de amigos y amigas frecuentes, domicilio de amigos, lugar de la segunda residencia (casa del pueblo, apartamento, etc), lugar y horario donde suele ir de ocio, actividades extraescolares, deportivas, etc.

Lo que una persona malintencionada podría hacer con tal volumen de información, tanto si la víctima se trata de un menor como de un adulto, lo dejo a la imaginación de nuestros lectores.

Quizá sea buena idea revisar la configuración de los teléfonos de toda la familia y decidir si activar o desactivar esta arriesgada función, además de explicar los riesgos, especialmente a los menores.