La familia y el Grooming

Internet es la gran revolución en la historia de la comunicación. A raíz del último año, hemos tenido que adaptar los trabajos y aprender a desarrollarnos en un nuevo entorno. Pero, ¿y que hay del resto de la casa? ¿sabemos ayudarles a disfrutar seguros?

Familia y Grooming

Estamos ante las primeras generaciones que están creciendo y educándose con internet y que hacen un uso masivo de las nuevas tecnologías.

Móviles, ordenadores, tablets… permiten el desarrollo de habilidades personales y profesionales y son un mecanismo ideal de comunicación para relacionarse con otras personas, aprender y entretenerse.

Los grupos de amigos/as y la sociedad actual ejercen cierta presión social en cuanto al uso de estos productos. Todo ello puede generar una falsa necesidad de estar conectados permanentemente para sentirse integrados en el entorno.

Estas conductas desembocan en un uso intensivo y una sobreexposición inapropiada de información sensible que conlleva la aparición de nuevas situaciones de riesgo para las que las familias deben de estar preparadas.

¿Qué es el Grooming?

El grooming y, en su versión digital, el online grooming es un delito tipificado en el Código Penal (183.ter) como una forma delictiva de acoso en la que un adulto se pone en contacto con un menor para ganarse su confianza y terminar involucrándole en una actividad sexual.

Esta práctica conlleva un control emocional que desemboca en chantajes que pueden llegar a originar a un encuentro sexual. El acosador trata de aislar paulatinamente al menor desprendiéndolo de su red de apoyo (familiares, amigos, profesores, etc.) bajo una máscara de secretismo e intimidad.

En el caso del online grooming el abusador envía, a través de un medio tecnológico, contenido de carácter sexual a la víctima. Suele hacerse pasar por un niño/a adaptando su lenguaje a la edad del menor. Es una violencia igual de real que la física, pero de la que no pueden huir.

Fases del online grooming

Este tipo de ataque presenta un patrón de fases comunes:

  • Crear un vínculo de confianza: haciéndose pasar por una persona de edad cercana a la víctima, el abusador comienza a acercarse mediante sobornos y/o engaños.
  • Aislar la víctima: arrancar la red de apoyo natural del menor.
  • Valorar los riesgos: averiguar si alguien más conoce la relación que tienen.
  • Conversar sobre sexo: de manera natural, va introduciendo el tema para familiarizar al menor.
  • Peticiones de carácter sexual: el objetivo principal. Mediante manipulación y chantaje consigue material sexual de la víctima.

¿Cómo detectar si un menor es víctima de grooming?

A continuación, se exponen una serie de síntomas habituales que pueden mostrar los menores que están siendo víctimas del grooming.

  • Cambios en su forma de acceso a internet o a sus dispositivos.
  • Ausencias en el colegio o modificaciones del rendimiento escolar.
  • Alteración en sus actividades de ocio habituales; cambio de amigos de forma inesperada e, incluso, miedo a salir de casa.
  • Modificaciones en los hábitos alimenticios junto con una disminución de la capacidad de concentración.
  • Reacciones agresivas, cambios de humor y tensión permanente.
  • Cambios en su lenguaje corporal frente a la presencia de determinadas personas, mareos, lesiones físicas inexplicables…

¿Qué hacer para prevenirlo?

  • En primer lugar, lo principal es una buena educación afectivo-sexual, para que los jóvenes estén informados en materia sexual y los límites y comportamientos que esta acción conlleva. Enseñarles qué relaciones son saludables y cuáles no.
    Hay que tener en cuenta que en el online grooming el engaño es lento y carece del consentimiento del niño o niña, pues al no conocer herramientas para abordar ciertos temas, no son conscientes de lo que les ocurre. Jamás podrá ser culpa suya.
  • Crear unos hábitos de navegación segura mediante unas normas y horarios de uso.
  • Extremar la precaución al comunicarse de manera online, pues para los menores la línea entre desconocido y amigo se sobrepasa cuando han hablado un par de veces con él. Debemos enseñarles a ser cautos con la información personal que comparten.
  • Evitar comportamientos de riesgo, pues en la red nunca sabremos realmente quién está detrás y, es recomendable no realizar prácticas como el sexting.
  • Analizar si somos conscientes del uso que hacen de sus propios dispositivos, así como de webs o cámaras, pues enviar fotos o realizar videollamadas también conlleva un riesgo.
  • Realizar un acompañamiento y supervisión para que los menores tengan un acceso a internet progresivo y acompañado de un adulto.

Para terminar, os dejamos una Guía de seguridad en Redes Sociales para las familias con unos consejos muy útiles.