Descargar archivos a través de Internet siempre entraña riesgos, especialmente si lo hacemos de páginas o lugares en los que no podemos confiar 100 % de su autenticidad.
También descargamos archivos que nos llegan por correo electrónico u otras fuentes. Muchas veces conocemos perfectamente el origen, como una foto que estamos esperando de un familiar, de la que no tenemos nada que temer.