Hace unas tres semanas se realizó una demostración en vivo de lo que podría ser una revolución en los juegos online del futuro. Hasta ahora, en muchos de estos juegos podemos manejar personajes o avatares que actúan en mundos virtuales con escenarios tan variados como queramos. Pero, ¿podríamos manejar personas reales en lugares del mundo también reales?
Esa es la idea que promete el nuevo juego Omnipresenz, cuya presentación oficial tuvo lugar el pasado mes de diciembre en las calles de Barcelona. Es uno de esos proyectos internacionales de crowdfunding que buscan apoyo económico para llevarse a cabo y que aunque el plazo inicial para conseguir todo el dinero ya ha terminado y no lo han conseguido, parece que el proyecto sigue adelante.
No obstante, la idea es tan revolucionaria que aunque este proyecto en concreto pueda no llevarse a término, no dudo que algún otro similar terminará extendiéndose por la red. La tecnología actual lo permite y de sobra.
“Explora el mundo con un avatar humano” es una de los mensajes del juego. El objetivo es poder conectarnos a través de Internet y cómodamente desde nuestra casa con personas reales provistas de los dispositivos adecuados y situadas en cualquier parte del mundo. Esos dispositivos nos permitirán observar y oír todo lo que rodea al personaje elegido pudiendo además darle instrucciones para que actúe según nuestra voluntad.
El personaje “avatar” circula por ejemplo por su ciudad habitual provisto de unas gafas con cámara, auriculares y micrófono. El jugador o jugadores que se conectan a él le dan instrucciones para que actúe en su entorno según van viendo por su pantalla lo que le rodea. Por tanto, los jugadores de este innovador juego podrían adoptar dos papeles muy diferentes, el del propio avatar que obedece instrucciones o el del jugador que las dicta.
Pero, ¿por qué una persona podría llegar a ser un avatar a las órdenes de otros jugadores? Por dinero. Es la parte que menos me gusta del proyecto, ya que a poco que pensemos resulta de lo más preocupante.
Los creadores del juego defienden las bondades de su idea y no les falta razón, dando algunos ejemplos positivos de aplicación, como acciones conjuntas de tipo altruista o de caridad, como ayuda a discapacitados, a mendigos, acciones educativas, etc. También otras menos sociales, como el turismo virtual, ver eventos deportivos o crear arte a distancia. Las posibilidades son realmente infinitas.
De hecho, son tan grandes que con toda facilidad se nos ocurrirán también varias finalidades “oscuras” para este juego. Quizá sea esta la razón por la que de momento no prospere la idea, pero todo llegará. Si una plataforma así se desarrollara, ¿qué impedirá que alguien, por dinero, realice acciones que otra persona no se atrevería a hacer? Si tengo dinero o somos un grupo numeroso con pequeñas aportaciones y mandamos a un avatar a hacer algo ilegal, como por ejemplo una agresión aunque sea a modo de gamberrada, ¿habrá personas dispuestas a hacerlo? ¿los controles de los administradores serán suficientes como para evitar acciones ilegales y otras inadecuadas como por ejemplo la pornografía? ¿cómo controlarán que no jueguen menores?
Ojalá sean capaces de crearlo y de establecer las medidas necesarias para que su uso solo pueda resultar positivo. Me resulta fascinante pensar hasta dónde puede llegar esta idea en un futuro próximo, sabiendo que los dispositivos necesarios son cada vez más accesibles y que la conexión a internet inalámbrica terminará por alcanzar a prácticamente la totalidad del mundo.