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¡Nos vestimos de naranja en la lucha contra la ciberviolencia!

Desde S2Grupo nos unimos un año más a la campaña #16Días de activismo de las Naciones Unidas, que arranca este 25 de noviembre con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El eje central de la campaña 2023 se resume en su lema “¡ÚNETE! Invierte para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas.”

¿A qué nos referimos exactamente con el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer?

La Asamblea General de la ONU definió “violencia contra la mujer” como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada[1].  Eligiendo el 25 de noviembre para su celebración en conmemoración de las hermanas Mirabal, tres mujeres dominicanas que al alzar su voz en contra de la situación que vivía su país fueron asesinadas en 1960. Creando así una campaña anual que abarca desde este próximo sábado hasta el 10 de diciembre, coincidiendo su fin con el Día Internacional de los Derechos Humanos.

Durante la jornada del año pasado compartimos distintos tipos de formas que puede tomar la violencia contra las mujeres digitalmente, ya que conocer los medios y posibles formatos de este fenómeno es un paso fundamental para poder prevenirlo. Que una persona aprenda, por ejemplo, la existencia de aplicaciones que pueden esconder un sistema de geolocalización o que objetos del hogar aparentemente inocentes, como una bombilla, puedan ocultar una cámara espía le permite ser consciente de su situación y pedir ayuda si así lo necesita. Pero… Pedir ayuda… ¿A quién?

Invierte para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas.

Una de cada tres mujeres sufre violencia sexual o física alguna vez a lo largo de su vida, y si, hablamos del ámbito tecnológico, los estudios recogen que una de cada diez mujeres europeas ha sufrido ciberacoso, incluyendo correos o mensajes no solicitados tanto de carácter sexual como ofensivos. Estas cifras aumentan si hablamos de mujeres que ostentan un cargo de responsabilidad o sean figuras públicas conocidas, con las redes sociales como principal medio para llevar a cabo todo tipo de degradaciones y amenazas tanto hacia la persona en concreto como sus familiares[2].

Sin embargo, a pesar de la clara necesidad de políticas preventivas y asistenciales solo el 5% de la ayuda gubernamental global se dedica a violencia de género, siendo tan solo 0,2% para la prevención[3]. La ONU estima que cuatro de cada cinco niñas y mujeres viven en países sin una sólida protección legal y que, a pesar de los grandes compromisos por mejorar, tres de cada cuatro países carecen de un sistema de seguimiento de las medidas y el presupuesto asignado.[4] De ahí que el tema principal de la campaña de este año sea “Invierte para prevenir la violencia”.

Qué hacer en caso de sufrir violencia digital

1º Paso: No borrar nada.

Puede que nuestro primer impulso sea eliminar los comentarios hirientes o las imágenes desagradables recibidas, pero no es lo aconsejable porque nos servirán para denunciar los hechos ante las autoridades pertinentes.

2º Paso: Buscar asesoramiento adecuado a nuestra situación.

  • Páginas web
  • Teléfonos

Servicio de atención a las víctimas de violencia de género 016.

Servicio de ayuda en ciberseguridad del INCIBE 017.

Stop Violencia de Género Digital 659 08 26 31
Agencia Española de Protección de Datos 900 293 621

3º Paso: Denunciar los hechos ante los Cuerpo y Fuerzas de Seguridad del Estado

La Policía Nacional cuenta con una brigada especial dedicada a la investigación y persecución de los ciberdelitos que podrá ayudarnos. Si para certificar los hechos ocurridos ante la policía necesitáramos de un perito informático especializado, la asociación ¡Stop! Violencia de género digital cuenta con un formulario en su web.


[1] Art. 1 de la “Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” Naciones Unidas, Conferencia de Viena, 1993.

[2] “Hechos y cifras: Poner fin a la violencia contra las mujeres” (ONU, 2023) https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures

[3] “¡ÚNETE! Invierte para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas. #No hay excusa.” (ONU, 2023) https://www.un.org/es/observances/ending-violence-against-women-day

[4] “En la mira: 16 Días de activismo contra la violencia de género” (ONU, 2023)  https://www.unwomen.org/es/noticias/en-la-mira/2023/11/en-la-mira-16-dias-de-activismo-contra-la-violencia-de-genero

12,99€ o tus datos: si quieres privacidad en tus redes sociales, te toca pagar

Pagar o ceder los datos. Es la decisión que deben tomar los usuarios de Instagram y Facebook. Meta, empresa propietaria de ambas redes sociales, ha implantado la suscripción de pago en la Unión Europea: o abonas una cuota mensual de 9,99 a 12,99 euros o regalas tus datos para que te muestren anuncios personalizados. Si quieres privacidad, te toca pagar.

privacidad redes sociales

Hoy en día es difícil imaginarse la vida sin las redes sociales y su impacto a nivel personal, profesional y social. En mayor o menor medida, desde influencers a mirones, todos estamos ahí. Las redes lo saben y lo sabe Meta, su empresa reina. Menores y adultos usan las redes para conectar, comunicarse, trabajar y enamorarse. Son un pilar de la interacción humana.

Como es lógico, sus dueños quieren sacar la máxima rentabilidad de un negocio que para nosotros es gratis, pero ya sabes: cuando algo es gratis el precio eres tú, en este caso, tus datos. Por eso Instagram y Facebook, igual que X/Twitter, se han convertido en redes sociales donde la privacidad se paga, aunque sigan existiendo opciones gratuitas con publicidad y rastreo de datos.

¿Quién quiere ser rastreado?

Pero, ¿somos conscientes de los límites de la información que cedemos a estas plataformas?, ¿entendemos qué datos les estamos dando y para qué?

Para anunciar el nuevo plan de suscripción, Instagram y Facebook sorprendieron a sus usuarios con este aviso: ‘’Las leyes de tu región están cambiando, por lo que te presentamos una nueva opción sobre el uso que hacemos de tu información para los anuncios’’. Ante esto, las únicas opciones son ceder nuestros datos o pagar la cuota mensual. No se nos permite utilizar la red de ninguna otra forma, ni tampoco desactivar nuestra cuenta.

Meta tomó esta postura tras los cambios en las políticas de protección de datos de la Unión Europea, que son más restrictivas para los servicios de información y comunicación, y más garantes para los ciudadanos en general, y para los usuarios de estas plataformas en particular.

Si abonas la cuota mensual, Meta elimina los anuncios y “asegura” que tus datos no serán compartidos con los anunciantes, aunque parece que esto no es del todo cierto: Ni el Instagram ni el Facebook de pago son servicios más privados que sus versiones sin coste económico.

Si no abonas la cuota podrás seguir usando Instagram y Facebook de forma gratuita. Continuarás como hasta ahora: tu actividad será rastreada y datos como estos se compartirán con terceros:

  • Posts: todo lo que publicas y compartes queda grabado.
  • Vídeos y fotos, tanto en las que te hayas etiquetado como en las que te hayan etiquetado.
  • Listas de amigos/contactos/seguidores
  • Conversaciones, comentarios y mensajes privados
  • Pagos realizados en las plataformas
  • Apps y sitios web que visites
  • Metadatos e historial de geolocalización
  • Historial de búsquedas
  • Hashtags que te interesan
  • Reconocimiento facial

Menores ‘camuflados’

Las nuevas condiciones tienen especial impacto en un grupo clave de usuarios: gran parte de los menores que tienen usuario en Instagram han mentido en su año de nacimiento para poder acceder a las redes sociales.

Como menores no tienen capacidad, desde el punto de vista legal, para consentir sobre la cesión y uso de sus datos personales. Aun así, utilizan muchas redes sociales, con la consecuente exposición de información personal, y lo que es más grave, sin ser conscientes de la finalidad con la que estas plataformas tratarán sus datos.

Un adulto puede tomar la decisión que exige Meta sobre la suscripción de pago, pero un menor, no. De hecho, muchos de ellos tienen las cuentas a escondidas de sus progenitores, por lo que no tendrán más remedio que acceder a la cesión de sus datos. Por supuesto, no es algo que a ellos les preocupe, ya que priorizan la popularidad, los likes y estar donde están todos sus amigos. La privacidad no importa.

Protección desactivada

Con esta medida que obliga, sí o sí, a decidir rápidamente para seguir utilizando la aplicación, muchos menores habrán consentido al momento, casi sin leer, y desde luego sin ser conscientes de lo que implica el uso gratuito. Solo quieren seguir ahí, conectados. El caso de los adultos no habrá sido muy diferente, pero al menos tienen capacidad de decisión y consentimiento.

Esto nos lleva a reflexionar sobre una o varias generaciones de usuarios que vienen cediendo sus datos desde una edad temprana sin comprender el alcance de ello. El “vacío” que permite a menores unirse a una red social falseando su edad deja sin efecto cualquier ley pensada para proteger a usuarios de estas plataformas. Es una cuestión a la que debería darse más importancia, y tal vez instaurar medidas más eficaces de verificación de identidad de los usuarios.

Educando en privacidad

Para garantizar la protección real de usuarios vulnerables, a veces (como en este caso) hay que ir por delante de la normativa legal. Eso significa educar, acompañar y proporcionar una buena base de cultura de ciberseguridad y privacidad. Decíamos al principio que hoy en día no podemos vivir sin redes sociales. Tampoco deberíamos vivir sin ser alfabetizados en su uso desde pequeños, ni sin conocer la importancia de proteger nuestra información personal, ni sin saber para qué la utilizan las empresas. Es más necesario que nunca concienciar, tanto a adultos como a menores, sobre los graves riesgos del mal uso de las redes sociales y las malas decisiones en nuestras vidas digitales. Puedes empezar por estos consejos.

Una profesional de la concienciación en ciberseguridad bajo la atenta mirada de los estudiantes de la Comunidad Valenciana

ciberseguridad

Mirada retrospectiva

Cuando cursé mis estudios de Criminología, nunca pensé que me dedicaría a hacer sesiones de ciberseguridad para multitudes de niños o preadolescentes. Honestamente, me imaginaba en varios posibles escenarios, pero… ¿con niños? ¡Ni se me hubiera ocurrido!

Es más, los niños me parecían un territorio desconocido que, reconozco, me asustaba un poco. Ellos, al contrario que un adulto, no disimulan su aburrimiento, o su falta de interés, o sus ganas de buscarte las cosquillas. Son criaturas realmente sorprendentes con las que yo apenas había tenido contacto (si cabe, desde que yo misma era uno de ellos).

Con este panorama, no sabía cómo me desenvolvería e interactuaría con ellos, cuáles serían sus reacciones y cómo podría gestionarlas.

Las sesiones

La sala está preparada. Mi compañero y yo esperamos pacientemente a que lleguen ellos: nuestros espectadores, nuestros participantes, los alumnos.

Una vez sentados, hago contacto visual con ellos: unos están distraídos, otros intrigados y otros aburridos. Algunos me miran preguntándose si estoy allí para llamarles la atención o para prohibirles utilizar el móvil o las redes sociales.

Inspiro y expiro. Siempre siento una pequeña burbuja de nervios antes de comenzar.

Cuando doy paso al inicio de la sesión y formulo la pregunta ¿Qué es la ciberseguridad?  se levantan algunas manos (unas tímidas, otras insistentes) y la burbujita se rompe. Estos primeros alumnos serán los que participen habitualmente a lo largo de toda la sesión. El resto se mantiene en la retaguardia.

La charla sigue su curso natural. Los alumnos van animándose cada vez más y participan, ríen, se sorprenden, contestan preguntas, comentan anécdotas y aplauden. Mantener su ritmo es todo un reto.

Llega un punto en el que, si no se controla la sesión y el hilo argumental, me arriesgo a perder el objetivo y hacerlo desaparecer entre los temas favoritos de los menores: videojuegos, redes sociales y hackers. Porque ellos, como es natural, quieren llevarte a su terreno.

Pero ese manejo de la situación se gestiona exitosamente si mantengo mi posición y, también, si me apoyo en mi compañero que desempeña el rol de hacker; como aliado en la sesión, juega un papel indispensable en el desarrollo y consecución del objetivo de la misma.

La charla va llegando a su fin. Cuando consigo, como última meta, que todos los alumnos digan al unísono el número de la ciberseguridad, el 017, sé que he cumplido mi misión.

Sonrío y ellos sonríen. Hay alboroto. Me despido de ellos con alegría por haberles enseñado algo, pero también por haber aprendido de ellos. Porque también tienen mucho que contar: son la parte más viva y dinámica de la sociedad.

¿Resumen de la sesión? Todo un éxito.

Impresiones

Todas las sesiones tienen el mismo objetivo, pero ninguna es igual que la anterior. Nunca sabes qué tipo de alumnos te vas a encontrar, pero, sin embargo, las dinámicas con ellos son parecidas. El nivel de conocimientos en ciberseguridad depende, en gran medida, de la propia personalidad del menor, de su familia, del centro de estudios y, en general, de su entorno social.

Todos están familiarizados con el uso de las redes sociales, videojuegos e internet. Son hábiles en este terreno porque, para ellos, es como caminar: lo saben desde pequeños. E, incluso, más de uno es consciente de los riesgos y consecuencias de determinadas conductas… pero las realizan igualmente (sobre todo dependiendo de la edad), aunque sepan que no es del todo correcto. Pero, ¿acaso no es un comportamiento que también tenemos los adultos?

Las sesiones para adultos y para menores tratan, con diferente enfoque, de los mismos temas. Y veo que, algunos de los errores o, mejor dicho, imprudencias que cometen los menores vienen, en parte, de sus padres, madres, docentes o, en general, de cualquier adulto de referencia. Ellos, de forma consciente o inconsciente, nos copian y añaden sus propias particularidades.

Cuantas más sesiones realizo, más me convenzo de la necesidad de que adultos y menores estén conectados para tener una sociedad más cibersegura. Los padres, madres y docentes deben conocer el mundo de los menores para poder actuar como figuras de referencia y apoyo en caso de problemas.

Conclusiones

Estas primeras semanas de sesiones de concienciación en centros educativos de la Comunidad Valenciana han supuesto abandonar mi zona de confort. Pero no un viaje pequeñito, a la ciudad de al lado… ¡no! Más bien como si hubiera viajado interplanetariamente y hubiera aterrizado en Marte.

Nunca pensé que sería capaz de manejar a una multitud de niños sobreexcitados, emocionados y con la energía de dieciocho aceleradores de partículas. De hecho, pensaba que los niños no me iban a gustar.

Pero estaba equivocada. El trabajo con ellos me entretiene, me divierte y me permite desarrollar habilidades desconocidas en mí. Además, es útil para ambos, porque les ayudo a estar más ciberseguros y, por otro lado, a mí me instruye como profesional y como persona.

Porque ellos aprenden de mí, pero yo también aprendo de ellos.

Black Friday: no seas una ganga para los ciberdelincuentes

Chollos, gangas, ofertones y grandes descuentos son señales de que el Black Friday ya está aquí; y eso, en el mundo de la ciberseguridad, también significa que las estafas y los fraudes se multiplican, así que voy a contarte qué debes hacer para no ser tú la “ganga” de los ciberdelincuentes.

black friday ciberseguridad

Los disfraces de Halloween dejan paso al “mes del Black Friday”. La moda, que llegó a España desde Estados Unidos hace poco más de una década, ya no es cosa de “un viernes”, sino que llena nuestras redes sociales, correos electrónicos y dispositivos, de promociones y anuncios durante todo un mes.

Es probable que dentro del tsunami de ofertas que recibimos en esta época puedas encontrar algún producto a mejor precio de lo habitual, sobre todo en el sector tecnológico, pero con la emoción y las prisas por “no perderte la oportunidad” aumentan los riesgos de caer en las trampas de los ciberdelincuentes. Y ojo, porque ellos cada año son más innovadores; se las saben todas y se han sofisticado.

10 consejos para vivir un Black Friday ciberseguro:

  1. Compra solo en sitios de confianza. Elige tiendas que ya hayas utilizado antes o que ya tengan un reconocimiento generalizado. Evita sitios poco conocidos o sospechosos.
  2. Verifica la URL. Si comienza por https:// mejor, pero la seguridad de una web no solamente depende de esto, así que comprueba que el sitio web es el oficial y estás donde quieres estar.
  3. No te dejes llevar por las ofertas demasiado buenas para ser ciertas.  El escepticismo en ciberseguridad te dota de un sexto sentido para detectar las estafas o, como mínimo, te lleva a investigar a fondo antes de realizar cualquier operación.
  4. Acude a la app oficial o a la web oficial de la tienda siempre, incluso cuando recibas una oferta en un correo electrónico que parezca legítimo o te aparezca en tus redes sociales; el hecho de verificar que esa oferta es real a través de una de estas opciones oficiales hará que tú tengas la sartén por el mango siempre.
  5. Usa una tarjeta de prepago o virtual. Estas tarjetas solo permiten gastar el dinero que previamente has recargado en ellas, por lo que limitan tu riesgo económico.
  6. Jamás proporciones información personal a nadie fuera del “paraguas” protector de las plataformas oficiales. No te dejes guiar por los ciberdelincuentes hacia canales de comunicación externos a esas páginas web o apps oficiales, pues fuera de ellas esa protección no existe.
  7. Activa tu “detector de estafas” y aumenta tu nivel de seguridad ante el uso de la Inteligencia Artificial –de ahora en adelante IA-. Los ciberdelincuentes ya usan herramientas de generación de texto, imágenes e incluso voces creadas mediante IA, buscando formas innovadoras de engañar a las personas. Son capaces de suplantar la identidad de tiendas, servicios e incluso personas reales. Además de verificar cualquier comunicación de este tipo por otra vía, el fijarse en detalles como el tono de voz, el estilo de un texto o si usan frases extremadamente pulidas o poco naturales puede marcar la diferencia entre detectar el fraude o no hacerlo y convertirse en su víctima.
  8. Utiliza contraseñas seguras. ¿A estas alturas todavía no tienes contraseñas robustas y diferentes en todos los sitios en los que te has registrado? ¿A qué estás esperando? Combina letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos. Y la excusa de “si las pongo tan difíciles no me acuerdo” la puedes evitar usando un gestor de contraseñas.
  9. Activa el doble factor de autenticación. Hoy en día esta función la puedes activar en la mayoría de los servicios y tiendas que utilizas. Búscala en la configuración de tu app o tu cuenta en la web oficial. Activar el doble factor, o esta función también conocida como verificación en dos pasos, aumenta tu seguridad y le complica las cosas a los ciberdelincuentes.
  10. Mantén actualizado tu software. Tu sistema operativo, tu navegador y tus apps, siempre actualizados, pues las actualizaciones incluyen importantes parches de seguridad que te protegen de amenazas conocidas.


Estoy seguro que con todos estos consejos tú no serás “la ganga” para el ciberdelincuente; y, si te apetece y sueles aprovechar el Black Friday, podrás discernir entre las ofertas reales y las estafas, sin importar por donde te lleguen. ¡Disfruta de tus compras (si es que realmente necesitas algo)!