Cada vez somos más los jóvenes españoles que viajamos a Inglaterra o a América con tal de pasar un mes divertido de verano y de aprender inglés de paso. Nos vamos a un país donde los teclados son distintos, las tarifas de internet móvil demasiado caras y si en la casa en la que estás hay wifi, eres alguien muy afortunado. Pero, ¿Nos importa mucho? ¿Somos tan tuentidependientes cuando estamos a un montón de km de casa?
Lo cierto es que la primera semana todos deseamos poder ir a la biblioteca, al ciber, pillar la wifi del colegio o ir al mcdonalds o sturbacks para poder conectarnos. Pero una vez conocemos nuevos amigos, nuevas personas con las que puedes compartir momentos geniales cada una de las horas del día, ¿Necesitamos tanto a nuestros ciberamigos?
La verdad es que llega un momento que un joven goza de todo lo que quiere en el mundo real, sin tener que trasladarse al digital: Libertad. Libertad de poder comer a la hora que sea, salir cuando quiera y como quiera sin tener que dar mucha explicación, ir con quien quiera, hablar con quien quiera y no tener que pasar un día entero en casa sin hacer nada.