Las contraseñas son realmente valiosas, aprende a cuidarlas

Las contraseñas en Internet y en dispositivos electrónicos conectados son como las llaves que nos permite acceder a todos nuestros datos y servicios personales. Si alguien se apodera de ellas podrá acceder a toda nuestra información, y lo que es peor, podría suplantar nuestra identidad e incluso bloquear nuestro acceso modificando la “llave”.

Las contraseñas son muy valiosas, aprende a cuidarlas

Aunque últimamente se habla mucho acerca del fin de las contraseñas como requisito para acceder de forma personalizada a dispositivos y servicios, lo cierto es que actualmente su uso está tan extendido que la mayoría de nosotros contamos probablemente con varias decenas de ellas que hemos registrado a lo largo del tiempo.

Quizá la tendencia sea a crear nuevos sistemas de acceso, como el que ya ha desarrollado Yahoo para su servicio de correo electrónico, pero mientras tanto, el uso de las contraseñas sigue en auge y tanto el número de ellas como la importancia de la información que proporcionan sobre nosotros es cada día mayor.

Veamos algunos consejos tanto para nuestra comodidad como para la seguridad de uso de nuestras contraseñas.

Contraseñas “fuertes” y variadas

Algunos métodos utilizados por los ciber delincuentes para averiguar nuestras contraseñas consisten en probar millones de combinaciones a una gran velocidad hasta dar con ellas, sistema conocido como fuerza bruta. También utilizan diccionarios con palabras comunes y contraseñas más frecuentemente utilizadas, como admin, 123456, qwerty, etc. Asimismo deberemos evitar los nombres de mascotas, números de teléfono, fechas de nacimiento y otros datos que puedan llegar a ser conocidos por otras personas.

Esto nos obliga a crear contraseñas que sean difíciles de adivinar, las que conocemos como “fuertes” o “robustas”.

Para crearlas, podemos emplear como origen cualquier expresión que contenga un mínimo de, por ejemplo, 10 caracteres y que nos resulte fácil de recordar. La transformaremos para que esté compuesta por minúsculas, mayúsculas, números, signos de puntuación y símbolos del teclado.
Por ejemplo:

“hijos digitales”

Podría llegar a transformarse en:

“Hij0S+D1g1t4l3S”

El criterio para transformar letras en números, escoger símbolos y añadir mayúsculas debe ser personal y constante, de lo contrario no recordaremos la clave fácilmente. Además podemos añadirles algún carácter más con el fin de personalizarlas para cada servicio.

Diferentes para cada servicio

Necesitamos variar las contraseñas de cada uno de los servicios a los que accedemos, al menos para los más importantes desde el punto de vista de la privacidad. De lo contrario, si un atacante llegara a conocer nuestra contraseña para uno de ellos podría utilizarla para cualquier otro de los más frecuentes, como redes sociales, compras por Paypal, etc., aumentando el posible perjuicio.

Reciclado de contraseñas

Las contraseñas las debemos cambiar periódicamente aunque no tengamos sospechas de que haya podido ser robada. La probabilidad de que hayamos tenido un descuido, se haya producido un robo masivo en alguna compañía de Internet o quizá nos la hayan ‘hackeado’, aumenta con el tiempo. Además, alguien podría estar utilizándola de forma silenciosa y solo podremos impedir su uso cambiándola.

¡Son secretas!

Aunque parece innecesario recordarlo, debemos insistir en que las contraseñas deben ser secretas. Existe cierta facilidad para compartir las claves con amigos y familiares, sobre todo entre jóvenes que se demuestran así amistad y fidelidad, lo que frecuentemente conduce a problemas importantes en la privacidad.

Apuntarlas en un lugar seguro

Todos tenemos un lugar seguro y más o menos secreto donde podemos apuntar discretamente todas nuestras contraseñas. No es una medida de seguridad, pero evitará más de un problema de acceso cuando no recordemos cómo entrar en algunos servicios poco frecuentados. Este lugar solo debe ser confiado a personas de la más alta confianza.

Evitar “guardar la contraseña” en los navegadores

Los navegadores permiten guardar las contraseñas para evitarnos tener que escribirlas en el futuro. Es una medida cómoda pero en la mayoría de los casos insegura. Solo es recomendable en ordenadores de total confianza y para servicios no críticos. Las ventajas e inconvenientes de este mecanismo podemos revisarlas en “Comprueba las contraseñas que ha guardado tu navegador“.

El uso de aplicaciones que las memorizan cifradas

Debido al gran número de contraseñas que utilizamos cada día, van ganando adeptos las aplicaciones, programas y navegadores que son capaces de gestionar todas nuestras contraseñas de forma segura. Solo deberemos recordar una, la utilizada para cifrar todas las demás y se ocupará de ayudarnos a acceder a los servicios automáticamente. Por ejemplo, Dashlane es una de las más desarrolladas, disponible para ordenadores Windows, Mac, y móviles Android e iOS, gratuita y en español. La parte negativa de esta solución es la posibilidad de pérdida, robo u olvido de la contraseña maestra, lo que multiplicaría la importancia del problema.