Cócteles de Seguridad: Infórmate, fórmate y no bajes la guardia

Ahora que volvemos de vacaciones (o si eres de los que prefieren septiembre para cogerlas), no bajes la guardia. Infórmate, fórmate y sigue atento a los posibles ataques de ingeniería social que podrías sufrir a través de un correo electrónico, llamada o SMS.

La protección contra ataques de ingeniería social depende de la capacidad de cada usuario objetivo para identificar un ataque (vishing, smishing, phishing, baiting o cualquier otra técnica).

Este tipo de ataques se llevan a cabo por medio de mensajes que son peligrosos solamente si el usuario objetivo emprende una acción, como hacer clic en el enlace o enviar datos privados al atacante.

Ignorar el mensaje o informar acerca de la recepción de éste es la mejor opción para no convertirse en víctima del fraude. Presta atención a este post, relájate y refréscate con nuestros Cócteles de Seguridad de una forma divertida y segura.

Nuestra versión del Daiquiri: otro de los ataques de ingeniería social

El Daiquiri es uno de los cócteles más sabrosos y variados al podérsele añadir una gran variedad de frutas. Tan variado como la temática de otro de los ataques de ingeniería social más habituales: el smishing.

El Smishing consiste en un ataque materializado en un mensaje “gancho” que llega al usuario por SMS o por cualquier otro servicio de mensajería instantánea, como Whatsapp o Telegram. También puede llegar a través de redes sociales.

El ciberatacante suplanta a una marca para llevar al engaño al usuario. Ante este tipo de mensajes, procedentes de tiendas o empresas con servicios de todo tipo, los usuarios solemos bajar la guardia, confiar en exceso y picar el anzuelo pinchando en un link malicioso.

Si seguimos el enlace a su página falsa y no advertimos el error, terminaremos cediendo toda nuestra información sensible a los delincuentes, que podrán cometer sucesivos delitos.

ataques de ingenieria social

Por ello, para saborear este coctel escarchado como hiciera Hemingway en Cuba, tenemos que desconfiar de mensajes de remitentes desconocidos y no acceder a los enlaces adjuntos ni introducir las claves de acceso.

Estar en alerta… ¡puede evitarnos pasar un mal trago!