Ya lo hemos comentado en otras entradas, las cámaras web de nuestros ordenadores y demás dispositivos conectados a Internet son un peligro para nuestra privacidad y por tanto, para nuestra seguridad.
Desde su presencia generalizada en los ordenadores han surgido múltiples problemas relacionados con la inseguridad en la red que hasta entonces no existían. La información que es capaz de dar una cámara es enorme, a veces unos pocos segundos bastan para transmitir información de lo más comprometedora, y pensemos que además la persona que la recibe puede grabarla.
Es origen de varios de los problemas comunes en Internet y conocidos por todos como el sexting y el grooming. Podéis saber acerca de estos términos leyendo nuestras entradas anteriores.
La cámara web de nuestro PC, portátil, tablet, smartphone, etc es utilizada por los diferentes programas para mostrar nuestra imagen o lo que queramos, en directo y través de Internet. Es muy útil para mantener video-conferencias o video-chats de forma que podemos estar viéndonos mientras hablamos o mostrando algo de nuestro alrededor. La utilidad de la webcam es indiscutible y es del todo recomendable disponer de ella por las ventajas que nos aporta.
El problema viene cuando se hace un mal uso de esta herramienta, especialmente cuando lo hace un menor de edad.
¿Qué debemos saber sobre el uso de las webcam?
- Es muy fácil grabar en nuestro ordenador las imágenes que otro ordenador nos ofrece a través de su webcam. Hay programas gratuitos y sencillos de encontrar e instalar que lo permiten. Por tanto, pensemos que nuestras imágenes que lanzamos a Internet pueden ser grabadas por cualquiera, no es necesario ser ningún técnico en informática para hacerlo.
- La información que da una imagen en vivo puede contener más información de la que creemos, por ejemplo mostrando objetos que hay en la habitación, ropa de determinada marca, personas o familiares que pasan esporádicamente por el campo del objetivo, sonidos que capta de nuestro entorno, etc.
- Hay muchísimas páginas en las que podemos hacer video chats con personas desconocidas, de forma aleatoria. Esto incrementa los riesgos de caer en engaños y ver imágenes o comportamientos no aptos para menores.
- Es muy fácil, para determinadas personas y en determinados estados de ánimo, caer en la tentación de exhibirse a través de la cámara. Mostrarse ligero/a de ropa y con conductas obscenas. Muchas veces porque esa actitud es solicitada por la potra parte. Estas imágenes pueden ser utilizadas en nuestra contra por medio del chantaje para forzarnos a hacer cosas que no deseamos, normalmente a seguir ofreciendo más imágenes del mismo tipo. Si las imágenes son de un menor, estamos entonces en el terreno de la pornografía infantil.
- Las cámaras web pueden ser activadas sin nuestro consentimiento, incluso sin percatarnos de ello, a través de programas maliciosos que se instalan en nuestro ordenador o malware. Pueden grabarnos haciendo cualquier tarea privada sin darnos cuenta, no se encenderá ni el led que llevan asociado algunas cámaras. Si un ordenador está en marcha y conectado a Internet es posibles ser víctima de algún espía. Lo recomendable es desconectar la cámara del USB si es externa cuando no se está utilizando y si forma parte del equipo, como en un portátil, podemos pensar en taparla físicamente.
La webcam es un accesorio necesario o muy recomendable para los equipos actuales porque nos permite una comunicación online de mucha calidad y con un gran potencial. Pero debemos conocer los riesgos y explicarlos a los más pequeños para que la utilicen correctamente. Simplemente deben aprender a usarla correctamente, como ocurre con tantas otras cosas de su entorno.