Hace algunos días leía en la prensa digital un artículo donde decía que varias empresas estadounidenses solicitaban la contraseña de Facebook al candidato que se presentaba para ocupar un puesto en la empresa, con el fin de poder comprobar las actividades y relaciones que podía mantener (elconfidencial.com, elsiglodedurango.com.mx).
Desde luego esto es un ataque directo a la privacidad de la persona que, ante la necesidad de conseguir el puesto de trabajo, puede llegar a ceder sus datos de acceso. Poniéndome en la piel del empresario, el fin es asegurar que la persona a la que vas a contratar es realmente quien dice ser, lo cual resulta, desde cierto punto de vista, algo lógico. No obstante, tanto en este caso como en otros, el fin no justifica los medios. Por un lado porque no se trata únicamente de la intimidad del candidato, sino también de todas aquellas personas con las que éste mantiene una “amistad” en la red social.
De momento en España no se han dado casos de este “ataque” a todas luces abusivo. En otro artículo de la misma noticia ponían el ejemplo que es como pedirte las llaves de casa para ver si llevas una dieta sana, con quien te relacionas, en definitiva para saber cómo vives. Creo que ante todo está la privacidad de las personas y el derecho a la intimidad.
En cualquier caso, ¿es necesario que nos pidan nuestra clave para saber cosas de nosotros? Pues en realidad no. Como se suele decir, en Internet está y se sabe todo. Aunque esta afirmación no es del todo cierta, si que es verdad que la información en Internet se propaga a mucha velocidad, y que la mayoría de usuarios no la protegen bien, lo que conduce a que sea relativamente fácil que los buscadores la indexen y cualquier persona la encuentre. Si tienes Facebook, LinkedIn o Twitter o una página web o escribes mucho en un blog, puedes hacer la prueba y buscarte en Google. Te asombrarás de la información que puedes llegar a encontrar sobre ti mismo.
Por supuesto, esto no tiene porque ser siempre malo; muchas personas utilizan su presencia en redes sociales o blogs como una manera de dar a conocer su trabajo, sus aficiones, y relacionarse con personas afines. Lo importante es, por tanto, que sólo sea pública la información que deseamos que lo sea, y el resto, siempre en la medida que es posible en un mundo como el de hoy, permanezca privada, siendo totalmente conscientes de que cualquier información que es publicada en Internet, incluso con los controles de privacidad adecuados, es susceptible de “saltar” al dominio público en cualquier momento (por ejemplo, incluso cuando enviamos una fotografía digital a alguien).
Por tanto, resulta imprescindible no sólo asumir todas las consecuencias de una publicación en un blog, una red social o un foro, sino también leer bien las políticas de privacidad de las redes sociales (a pesar de que no son todo lo amigables para el usuario que deberían ser), y ajustar las reglas para limitar lo que otros pueden ver otros de nosotros. Al final, una buena parte de lo que otros pueden ver de ti depende de que lo hagas. En caso contrario, nadie necesitará pedirte tu clave de Facebook para conocer tus amistades, tus aficiones, etc.
En hijosdigitales, en alguna ocasión ya os hemos explicado como proteger la privacidad en Tuenti y en Facebook. Os invitamos a revisarla y a comprobar que lo tenéis protegido para dejar ver lo que queráis que se vea: Tuenti y Facebook.
(Imagen de NovaMarket.es)
Se de buena tinta que FB vende información privada a empresas.