Los jóvenes publican cada vez más contenido sexual en redes sociales con el fin de conseguir más seguidores. Sin embargo, esta práctica conlleva riesgos más allá de la privacidad.
La popularidad de las personas ha cambiado ligeramente de paradigma. Sobre todo entre los jóvenes. Esto es así por los cambios que han traído a la sociedad las redes sociales.
Por ejemplo, al igual que la popularidad, la autoestima comienza a estar medida por los propios jóvenes por el número de ‘likes’ que reciben en sus publicaciones. Esto ha llevado a algunos de ellos a publicar imágenes de marcado carácter sexual, ya que por ellas reciben miles de ‘me gusta’ e incluso infinidad de nuevos seguidores.
Sin embargo, esta práctica también conlleva un gran número de riesgos. El contenido sexual en redes sociales no solo atrae seguidores, sino también problemas. Hablamos de falta de privacidad, ciberacoso e incluso grooming, una práctica en la que adultos se hacen pasar por jóvenes de la edad de sus víctimas para engañarles y conseguir más fotografías. O, en última instancia, conseguir una cita con el menor.
Contenido sexual en redes sociales: los riesgos
En primer lugar, debemos tener en cuenta de todo aquello que se publique en redes sociales puede verlo cualquier persona, incluso quien no esperamos. Hablamos no sólo de potenciales seguidores, sino también de profesores y familiares. Para los adolescentes que ya empiezan a pensar en su carrera laboral, o ya la han iniciado, entre sus ‘viewers’ también pueden encontrarse sus compañeros de trabajo o sus jefes, presentes o futuros.
De nada sirve tener una cuenta privada o un nombre de usuario falso. Principalmente, porque si el objetivo de la publicación de las fotografías es la consecución de seguidores, es probable que ese número sea mayor de 50. Y, aunque fuese menor de 10, si entre tus seguidores hay alguna persona que no conoces, o que conoces más bien poco, es probable que ya se haya perdido el control de la fotografía publicada.
Es tan sencillo como que otra persona realice una captura de pantalla, una fotografía desde otro dispositivo o incluso se la descargue, si se tiene esta función habilitada en las opciones de privacidad. Una vez la fotografía ha salido del teléfono móvil de la persona que la publica, sus seguidores pueden compartirla por infinidad de canales. Lo que nos llevaría al siguiente riesgo: el ciberacoso.
Ciberacoso con imágenes de contenido sexual
Puede que alguien con las imágenes ‘picantes’ que ha subido a sus redes haya conseguido numerosos seguidores. Sin embargo, puede también haberse ganado mala reputación entre sus conocidos.
Existen famosos casos en todo el mundo en el que jóvenes pierden el control de imágenes suyas con contenido sexual. Saliendo éstas de redes sociales para entrar en sus círculos más cercanos (como el colegio o el instituto). Y, poco después, esto inicia una situación de ciberacoso que difícilmente pueden manejar.
Si se ha llegado a este punto, el primer paso es solicitar ayuda. Se habrá perdido el control sobre la imagen, pero la situación puede mejorar. Cuando un menor de edad (e incluso los adultos) se ven víctimas de una situación como ésta el pensamiento más común es que no hay forma de salir. Sin embargo, la ayuda psicológica es crucial para superar el bache.
Lo más importante es que sepamos una cosa: ésto también pasará. Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos vivido alguna situación humillante de la que nos costó recuperarnos. Pero con el tiempo han quedado en meras anécdotas que incluso han llegado a hacernos gracia. Es difícil pensar así cuando estás sufriendo el problema en todo su esplendor. Pero pasará. Avisa a un adulto y busca ayuda profesional.
Si compartes imágenes de contenido sexual en redes sociales y has tenido la suerte de que todavía no has perdido el control sobre ellas… Reflexiona sobre las consecuencias. Lo más seguro para tu privacidad es borrarlas y no volver a publicar o compartir con nadie nada similar. Tu autoestima debe estar fundamentada en ti mismo, no en los ‘likes’.
Grooming: cuando un adulto intenta engañarte para ganarse tu confianza
Las imágenes sexuales de menores en las redes sociales son un reclamo para los depredadores. Y es con éstas con las que, en muchas ocasiones, se inicia una situación de grooming.
El depredador puede haberse creado un perfil falso, de un chico o una chica de la edad de sus víctimas. Y comienza a entablar conversación con los gustos de la persona a la que está tratando de engañar, pues habrá revisado su perfil de arriba a abajo para encontrar información.
Las conversaciones inocentes pueden tener lugar durante largos periodos de tiempo, pues los depredadores harán lo necesario para ganarse la confianza del menor. Cuando lo han conseguido, empiezan a pedir fotografías, o que su víctima encienda la webcam. Las conversaciones suben de tono y, cuando el depredador consigue una fotografía comenzará a chantajear con ella a su víctima para lograr otros objetivos. Ya sea más contenido audiovisual o conseguir una ‘cita’.
Lo más importante a saber en una situación como ésta es que a la mínima señal de alarma ha de pedirse ayuda a un adulto. Y, si ya estamos siendo víctimas de chantaje, además de avisar, lo más adecuado será denunciarlo la policía para que esta persona no pueda hacer daño a más víctimas, tal y como explica esta Guía contra el Grooming del Ministerio de Industria.
Ningún seguidor merece que te pongas en peligro
En conclusión, conociendo estos riesgos, esperamos que cualquier usuario entienda que ningún seguidor merece que se exponga a sufrir estos riesgos.
El grooming y el ciberacoso son problemas, por desgracia, más comunes de lo que a priori parecen. Por ello, minimiza las posibilidades de sufrir cualquiera de estas situaciones. No compartas imágenes de carácter sexual.