Cuidemos nuestras contraseñas

Las contraseñas nos invaden. Todos los días hemos de introducir, y por tanto recordar, un gran número de ellas. Además de las ya asumidas desde hace años, como la del PC, la del cajero del banco o el PIN del móvil, hemos ido añadiendo en lo últimos años muchas más. Tenemos contraseñas para el DNI, para entrar en las numerosas redes sociales, en la Web de nuestro banco, para comprar por Internet (aquí al menos dos, para la tienda virtual y para efectuar el pago), la firma digital, la alarma de casa, correos electrónicos varios, etc. Y pensemos que la tendencia es ir en aumento, por ejemplo, nos falta muy poco para realizar pagos con nuestro teléfono móvil y claro, nos pedirá una contraseña.

Las contraseñas nos protegen e identifican en cada vez más ámbitos de nuestra vida diaria. Y sabemos que los amantes de lo ajeno están muy especializados, que evolucionan rápidamente creando herramientas para evitar nuestras protecciones. Por tanto, ¿no sería conveniente mejorar nuestras contraseñas o al menos estar informados de su buen uso para ponérselo más difícil?

En nuestra vida real, quiero decir, la ajena a las tecnologías de la información, protegemos nuestras pertenencias y nuestra intimidad con puertas o candados. Y no escatimamos medios para comprar un candado mejor o blindar una puerta si consideramos que lo que protegemos lo merece. Pues hagamos lo mismo con nuestras contraseñas, mejorémoslas, que está a nuestro alcance y además es gratis.

Pensemos en las consecuencias que podría tener que nos robaran nuestra identidad en el banco, en redes sociales, en compras on-line, etc. Da miedo el solo hecho de pensarlo, ¿no?

Pues aunque parezca mentira la inmensa mayoría de la gente aún utiliza expresiones muy sencillas, con fechas o nombres fáciles de recordar y además utilizan la misma para todo. Sigue siendo habitual que muchos usuarios usen claves fácilmente descifrables con el único objetivo de recordarlas fácilmente, sin tener en cuenta lo vulnerables que son: una secuencia de números (1234,..), la fecha de nuestro cumpleaños…. ¡todas esta contraseñas “obvias” serán pan comido para los ciber-delincuentes!

Conviene que actuemos como nos indican los siguientes consejos:

No utilices la misma contraseña para todo

    De la misma manera que utilizamos diferentes llaves para nuestras diferentes puertas, debemos usar distintas claves de acceso para los distintos servicios on-line. Sabemos que sería más fácil tener una sola llave para todo, pero el sentido común nos dice que correríamos un riesgo demasiado elevado si la perdiéramos o nos la robaran.

No la compartas con nadie

    Nunca compartas ni envíes tus contraseñas por e-mail, messenger, chats, etc. No corramos el riesgo de que ese mensaje pueda llegar a manos de algún desaprensivo de forma accidental.

Refuerza tu contraseña

  • No utilices contraseñas que tengan algún significado, fechas, números de teléfono, nombres de familiares, etc
  • Se deben evitar palabras en cualquier idioma. Los hackers cuentan con sofisticados programas de ataques por diccionario que comprueban las coincidencias con todas las palabras de un idioma
  • La contraseña debe estár formada con letras mayúsculas, minúsculas, números y caracteres raros, como %&$@#, siempre que el sistema lo permita. Esto se lo pondrá mucho más difícil a los ciber-delincuentes
  • Debería ser de una longitud mínima de ocho caracteres y ya se recomiendan doce.

Modifica tus contraseñas periódicamente

    Cambiarlas frecuentemente hará aumentar la seguridad de manera importante. Es aconsejable no reutilizarlas, no repetir las utilizadas anteriormente.

Guárdalas en lugar seguro

    No las lleves apuntadas en la cartera, o en el móvil. Utiliza algún lugar seguro en casa, fuera del alcance de la gente.
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