Desde hace algún tiempo vengo observando en las redes sociales la extraña circunstancia en la que una persona como yo, 46 años y de apariencia normal, tiene “éxito” en las redes sociales. Me invitan a conectar mujeres de todas las nacionalidades conocidas, aparentemente despampanantes y que, en muchos casos, tienen conocidos reales en común.
Es una sensación extraña, lo cual me invita a investigar un poco dada mi condición de empleado de una compañía de ciberseguridad.
Nací en 1970, cuando Internet no existía, ni las redes sociales, ni prácticamente ningún ordenador. Crecí utilizando el Spectrum y, los que entonces eran mis amigos, venían a mi casa a jugar a los juegos de ese ordenador, de los que quizá muchos de mi quinta os acordéis…
Hoy ya hemos crecido, nos hemos desarrollado junto a la evolución de la tecnología y, hoy en día, ya forma parte de nuestra vida personal y profesional.
En esta vorágine de uso de las tecnologías nos hemos lanzado, junto a nuestros hijos, a la conquista de las redes sociales como Facebook, LinkedIn y otras tantas. Sin embargo, a diferencia de en la vida “real” donde somos plenamente conscientes de los peligro de la calle y para evitarlos instalamos alarmas en nuestras casas, vigilamos a nuestros hijos y guardamos el dinero en el banco, cuando estamos desarrollando nuestra vida “cibernética” no tenemos en cuenta, ni conocemos, ninguno de estos peligros. Somos absolutamente ignorantes con respecto a los peligros que encierra el uso de las redes sociales y por tanto, no sabemos cómo actuar.
Bueno, lo reconoceré…¡Soy Padre! y tengo hijos cuya vida social ya empieza , de manera absolutamente irremediable a pasar por el uso de Internet. Me preguntan constantemente ¿puedo tener tuenti? ¿puedo estar con el Messenger? ¿me dejas el móvil para ver mis redes sociales?…
Evidentemente, antes de ser padre también fui hijo… y de esos “algo espabilaos” que llevaban a sus padres un poco locos. Nuestras mentirijillas tenían por objeto tener más cromos, ver como llamar por teléfono a nuestros amigos o amigas, salir hasta más tarde o ver programas en la tele de “dos rombos”…
Las de nuestros hijos, las intuyo.. tienen mucho que ver con el uso de internet y de sus redes sociales. No creo que con decirles NO sea suficiente, igual que con nosotros tampoco lo era. Tienen multitud de medios a su alcance como teléfonos de última generación, cibercafés, amigos con menos restricciones e incluso las nintendos DS o las consolas, que dejan sin efecto cualquier prohibición.
Pero, en realidad ¿es bueno que mi hijo utilice tuenti o Internet?
(N.d.E. Primera entrada de Rafa Rosell donde comparte su experiencia y preocupación al comprobar que sus hijos son nativos digitales. Gracias por colaborar, esperamos muchas más)
Soy un padre normal con tres hijos normales que todavía son pequeños ya que el mayor tiene solo 9 años. Por lo que hasta ahora no me afectaban los peligros que entrañan las redes sociales e internet, … o al menos eso creía yo.
Yo mismo, estoy muy sensibilizado con estos temas ya que conozco de primerísima mano todos estos problemas después de años colaborando con una empresa dedicada precisamente a resolver este tipo de problemas.
Hace unos días recibí, en mi perfil de una de estas famosas redes sociales, una invitación de alguien que había nacido en 1971, que había estudiado en el Politécnico y que, casualmente, se llamaba como mi hijo mayor….Miré y, efectivamente, era él con una colección creciente de amigos….
