Curioso el concepto de ‘intimidad’ o privacidad que creen tener los jóvenes. Seguro que la inmensa mayoría de los chavales harían lo mismo que este chico, sin darse cuenta de que Internet y las redes sociales especialmente, representan precisamente todo lo contrario, son como un escaparate de sus vidas accesible por cientos o miles de personas.
Sabéis, aquellos que tenéis hijos adolescentes, que hoy en día una de las pertenencias más preciadas que tiene la juventud es el móvil. Supongo que tiene que ver con que es aquello con lo que mas tiempo pasan. Más que con los libros, que con los padres, que con los amigos, e incluso que con la televisión.
De hecho, uno de los peores castigos que le puedes poner a un adolescente es privarle del mismo. En los colegios ya les avisan: “Si te vemos utilizando el móvil durante la clase te lo requisaremos, y tendrá que venir tu padre o tu madre a recogerlo”.
Pero no voy a hablar de la educación de los adolescentes, tarea ardua donde las haya. No. Voy a contar un hecho que me contó el otro día un buen amigo.


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Ahora comentaré algunas de sus curiosas funciones, pero lo que más me ha sorprendido es la ‘filosofía’ que esconde detrás de su sencillo funcionamiento.