Nací en 1970, cuando Internet no existía, ni las redes sociales, ni prácticamente ningún ordenador. Crecí utilizando el Spectrum y, los que entonces eran mis amigos, venían a mi casa a jugar a los juegos de ese ordenador, de los que quizá muchos de mi quinta os acordéis…
Hoy ya hemos crecido, nos hemos desarrollado junto a la evolución de la tecnología y, hoy en día, ya forma parte de nuestra vida personal y profesional.
En esta vorágine de uso de las tecnologías nos hemos lanzado, junto a nuestros hijos, a la conquista de las redes sociales como Facebook, LinkedIn y otras tantas. Sin embargo, a diferencia de en la vida “real” donde somos plenamente conscientes de los peligro de la calle y para evitarlos instalamos alarmas en nuestras casas, vigilamos a nuestros hijos y guardamos el dinero en el banco, cuando estamos desarrollando nuestra vida “cibernética” no tenemos en cuenta, ni conocemos, ninguno de estos peligros. Somos absolutamente ignorantes con respecto a los peligros que encierra el uso de las redes sociales y por tanto, no sabemos cómo actuar.


Es posible, con un simple clic de ratón, crear un video de todo cuanto sucede en nuestra pantalla. Podemos grabar la pantalla en su tamaño completo o solo lo que sucede dentro de una ventana de la que definimos su tamaño y posición.





