Ha vuelto a ser noticia la capacidad de convocar a las masas de Facebook. La pasada semana congregó a más de 4.000 jóvenes en la celebración del cumpleaños de una chica que había hecho público su evento de cumpleaños en Facebook. El resultado fue caótico, con tal aglomeración de gente y vandalismo que hubo una treintena de heridos y 34 detenidos.
No es la primera vez que un evento en Facebook ’mal gestionado’ se convierte en un desastre al propagarse por la red de forma incontrolada. Los eventos funcionan como invitaciones y lo que le ocurrió a una chica holandesa de 16 años fue que creó una invitación para su cumpleaños y lo configuró como evento público, de forma que cualquiera podía invitar a sus propios amigos sin que ella pudiera limitarlo.
La invitación corrió como reguero de pólvora y el resultado fue que se presentaron más de 4.000 personas en su casa para la fiesta. Tuvo que intervenir la policía para desalojar a toda esa masa de gente descontrolada, hubo enfrentamientos, destrozaron un supermercado, incendiaron un coche…


O ese amigo o amiga que no queremos presentar públicamente porque no va a ser de la aprobación de nuestros familiares, padres, novia, novio, etc…
Para encontrar esta función dirígete a la sección ‘Eventos’ en la columna de la izquierda de la pantalla. Si no la ves, pulsa en ‘Inicio’.
La idea es sencilla. Se trata de sacar ventaja de las compras masivas de un mismo artículo. Normalmente, el vendedor podrá hacer descuentos mayores cuanto mayor sea el número de artículos vendidos. Lo interesante, en realidad, es tratar con los fabricantes directamente, a fin de evitar intermediarios, aunque, como es lógico, en algunas ocasiones esto no será posible y será el vendedor quien abaratará el producto sabiendo que aumentará su comisión. Pero el resultado es el mismo, al final, nos ahorraremos unos eurillos.
La vemos en el lateral derecho de la página, junto con otros reclamos publicitarios con propósitos más nobles. Está acechando al incauto lector que, movido por su curiosidad y su reducido hábito de lectura, ‘pica’ el anzuelo y permite así ‘donar’ parte de su dinero a los que están detrás de este ingenio.
Desde luego esto es un ataque directo a la privacidad de la persona que, ante la necesidad de conseguir el puesto de trabajo, puede llegar a ceder sus datos de acceso. Poniéndome en la piel del empresario, el fin es asegurar que la persona a la que vas a contratar es realmente quien dice ser, lo cual resulta, desde cierto punto de vista, algo lógico. No obstante, tanto en este caso como en otros, el fin no justifica los medios. Por un lado porque no se trata únicamente de la intimidad del candidato, sino también de todas aquellas personas con las que éste mantiene una “amistad” en la red social. 