* Los administradores de este blog queremos aclarar que no ha habido ningún tipo de compensación económica a cambio de esta publicación.
¿Nunca te has preguntado qué hace tu hij@ tantas horas con el ordenador? ¿o con su smartphone? Puede que esté jugando, aunque lo más probable es que esté hablando con sus amigos a través de alguna red social o programa de mensajería como whatsapp. Pero ¿sabemos verdaderamente lo que está haciendo? ¿O sencillamente nos conformamos con imaginarlo? Es obvio que si nos planteamos estas preguntas algo está fallando en nuestra relación de supervisión y control sobre la actividad de nuestros hij@s en Internet.
La Red está llena de posibilidades de aprendizaje, ocio y cultura, donde descubrir multitud de cosas interesantes, profundizar sobre cualquier tema o sencillamente pasar buenos ratos de entretenimiento en alguna red social. Sin embargo también presenta algunos riesgos que como padres y educadores debemos conocer para que Internet no se interponga en la relación con nuestros hij@s y podamos hacer de Internet un nexo común en el que aprender y disfrutar juntos. Millones de menores navegan diariamente. Son los denominados “nativos digitales”, que han nacido en la era de las TIC (tecnologías de la información y comunicación). Son niños y adolescentes que se desenvuelven en un nuevo territorio marcado por la globalización tecnológica, a veces lejano para los adultos. Esta distancia entre menores y adultos, entre padres e hijos, está dando lugar a una importante brecha digital existente entre la generación que debe educar y la que debe ser educada. Este nuevo entorno en el que menores y adultos nos encontramos es el territorio TIC, donde el mundo virtual y el mundo real de los pequeños navegantes, no siempre están bien delimitados.

Evidentemente, antes de ser padre también fui hijo… y de esos “algo espabilaos” que llevaban a sus padres un poco locos. Nuestras mentirijillas tenían por objeto tener más cromos, ver como llamar por teléfono a nuestros amigos o amigas, salir hasta más tarde o ver programas en la tele de “dos rombos”…


Soy un padre normal con tres hijos normales que todavía son pequeños ya que el mayor tiene solo 9 años. Por lo que hasta ahora no me afectaban los peligros que entrañan las redes sociales e internet, … o al menos eso creía yo.