Hace solo unos días me contaron un caso real de ‘sexting’ que, como en tantas otras ocasiones, ha llegado a ser del dominio público. El caso ha ocurrido en el entorno escolar a una chica de 15 años y como no podía ser de otra forma, ha terminado en ‘ciberacoso’ y la correspondiente denuncia de la afectada.
Todo comienza con el envío de una foto de los pechos desnudos de la chica a su novio. Ella confía en la discreción y buen criterio del novio y ‘está convencida’ de que esa imagen nunca llegará a otras manos.
Pero a los pocos días, al entrar en su propia aula del Instituto observa perpleja que su foto aparece colgada de la pared, impresa en tamaño A4, a la vista de todos sus compañero@s.
Es evidente que la situación se le ha ido de las manos y ya no tiene solución. La imagen circula por Internet y ya no es posible eliminarla, puede estar en cualquier página, ordenador, móvil o espacio virtual.

La burla hacia el “rarito” ha ocurrido siempre, especialmente en el entorno escolar. En general todos hemos estado involucrados en algún caso, ya bien sea defendiendo al agredido, haciendo la vista gorda o apoyando al atacante, incluso, probablemente, también podamos recordar alguna ocasión en la que fuéramos víctima o agresor. ¿Alguien se escandaliza? No lo creo. Estos comportamientos entraban dentro de las “cosas de la escuela”, todos lo hemos vivido. No pretendo quitarle miga al asunto, de hecho, recuerdo algún caso en el que hubo cierto ensañamiento con los más débiles, pasando de castaño a oscuro, pero que se resolvió con la actuación del profesorado. Sin embargo, la burla 2.0 ya no es una broma sino más bien un tema realmente preocupante sobre el que tenemos que actuar. El acoso ha sido (y sigue siendo) un conflicto difícil de tratar. Actualmente, la presencia de las nuevas tecnologías agrava la situación ya que la víctima tiene dificultades para encontrar refugio, y el acosador tiene a su disposición múltiples canales para agredir desde el anonimato.
A raíz de la finalización de la serie estadounidense Gossip Girl, están aumentando en Internet los medios donde poder escribir de manera anónima noticias sobre los demás. La trama de la serie gira alrededor de un blog que cuenta el día a día de un grupo de jóvenes multimillonarios del Upper East Side en Nueva York, gracias a los cotilleos que mandan los demás.
Las personas siempre hemos sido más o menos dadas al cotilleo, nos gusta enterarnos de lo que le pasa al vecino, amigo o cuñado y lo que es peor, muchos sienten ese impulso incontrolado de contarlo a todo aquel que se le cruza en su camino. Muchas veces el rumor es infundado, pero es igual, corre como la pólvora. Hay especialistas en propagar chismes, que disfrutan haciéndolo, todos hemos visto a ‘la vieja del visillo’ de José Mota, quién no se ha reído con estas parodias.
Lo que también ha crecido junto al número de usuarios son los problemas generados por el uso inadecuado, la falta respeto y la mala educación. Los casos de suplantación de identidad y acoso a menores con fines sexuales son desgraciadamente muy frecuentes y ya son conocidos muchos casos que han visto la luz tras haber sido condenado el autor del ciberdelito.

Diseñada para promover el uso responsable de los smartphones y asimismo aumentar la protección de la privacidad de los niños, permite a los padres bloquear, completa o parcialmente, no sólo las llamadas y mensajes sino también el uso de aplicaciones como la cámara o Internet.