Los juguetes sexuales conectados a Internet suponen un importante riesgo para la privacidad de sus usuarios. Si no se gestionan adecuadamente, las consecuencias pueden llegar a ser muy graves.
El término “sexnología” (sexo + tecnología) apareció hace ya unos años, cuando surgieron los primeros dispositivos conectados a Internet destinados a los juegos y placeres sexuales.
LEER MÁS



¡Qué pocos padres se resisten a comprar un samrtphone a sus hijos aunque sean aún niños!
Pese a los casos anteriores tan sonados como el de la actriz 
Hemos escrito mucho sobre el oportunismo que demuestran los ciberdelincuentes cuando lanzan sus ataques para alcanzar al mayor número de personas posible. Suelen aprovechar grandes eventos o noticias de impacto para que caigamos en algún tipo de trampa, normalmente movidos por la curiosidad.
Snapchat es uno de esos fenómenos de Internet de crecimiento vertiginoso que ocurren cuando se acierta con una idea y con el momento justo. Es una aplicación para dispositivos móviles que permite enviar fotos y vídeos a otras personas que solo podrán verse durante unos segundos. Son mensajes que “se autodestruyen”. La idea es simple, pero hoy parece ser que vale más de 3.000 millones de dólares, dinero que
Pero en las últimas semanas hemos conocido varios casos impactantes de esta naturaleza en los que tanto los afectados como los autores eran menores de edad. Algo del todo inimaginable hasta hace muy poco tiempo. El acceso habitual de los menores a las nuevas tecnologías y la proliferación de dispositivos conectados a Internet hace que surjan nuevas situaciones de riesgo de las que en muchos casos desconocemos su repercusión.