(N.d.E. “warjorge” es el “nick” que utiliza el autor de este post para identificarse con sus “cybercolegas”. Tiene 17 años y es un usuario habitual de la tecnología, no sólo en el ámbito de sus relaciones sociales, sino en los juegos “on-line” y en otros ámbitos del entretenimiento, como la música. Pertenece al importante segmento de la adolescencia que es muy vulnerable a los peligros de “estar conectado”, porque sus conocimientos técnicos no son suficientes para identificar potenciales amenazas. Además, incrementa el riesgo porque tiene las habilidades suficientes para instalar aplicaciones descargadas de servidores de software y aplicar “cracks” o utilizar “keygens“.)
Los juegos online son muy diferentes a los demás, son más adictivos y hay más probabilidades de un robo de información a través del juego.
Son más adictivos porque nunca puedes decir: “Me he pasado el juego, cambio a otro”, son juegos competitivos en los que debes superar a los demás y esa rivalidad provoca la adicción y la necesidad de ser el mejor.
Respecto a lo del peligro de tu información hay muchos aspectos, uno, por ejemplo, es que hay gente que hará todo lo posible para obtener la cuenta de otro jugador. Hay muchas formas de obtenerla y éstas son unas de las más utilizadas:

Es origen de varios de los problemas comunes en Internet y conocidos por todos como el 
¿Cuál es el problema?
Las contraseñas nos protegen e identifican en cada vez más ámbitos de nuestra vida diaria. Y sabemos que los amantes de lo ajeno están muy especializados, que evolucionan rápidamente creando herramientas para evitar nuestras protecciones. Por tanto, ¿no sería conveniente mejorar nuestras contraseñas o al menos estar informados de su buen uso para ponérselo más difícil?