Tuenti es, para muchos jóvenes y niños, su primera red social. Quizá puedan haber tenido experiencias previas con alguna otra red infantil, con contenidos apropiados y restricciones indicadas para niños, pero a partir de cierta edad, la mayoría de los padres se enfrentarán a una importante decisión, permitir o no a su hijo crearse una cuenta en Tuenti.
En realidad, el consentimiento de los padres, llegado el momento, será lo de menos. La cuenta se puede crear desde cualquier ordenador, sin el permiso de los padres y a la edad que ellos quieran, pues solo tendrán que mentir en su fecha de nacimiento. Después la utilizarán desde el móvil, tablet, ordenadores de casa y de amigos, colegio, etc. Debemos ser conscientes de que la cuenta en Tuenti se la van a crear queramos o no.


El término “Hoax”, palabra inglesa que significa ‘engaño’, ‘truco’ o ‘broma’, se utiliza para definir aquellos mensajes que se distribuyen en cadena y que contienen información falsa o engañosa.

Seguro que muchos padres de familia están preocupados porque sus hijos menores quieren tener una cuenta de Tuenti y no saben qué hacer. En España, la legislación establece que ningún menor de 14 años puede utilizar una red social, lo que es anunciado claramente por Tuenti y por otras redes en el momento del registro.
La burla hacia el “rarito” ha ocurrido siempre, especialmente en el entorno escolar. En general todos hemos estado involucrados en algún caso, ya bien sea defendiendo al agredido, haciendo la vista gorda o apoyando al atacante, incluso, probablemente, también podamos recordar alguna ocasión en la que fuéramos víctima o agresor. ¿Alguien se escandaliza? No lo creo. Estos comportamientos entraban dentro de las “cosas de la escuela”, todos lo hemos vivido. No pretendo quitarle miga al asunto, de hecho, recuerdo algún caso en el que hubo cierto ensañamiento con los más débiles, pasando de castaño a oscuro, pero que se resolvió con la actuación del profesorado. Sin embargo, la burla 2.0 ya no es una broma sino más bien un tema realmente preocupante sobre el que tenemos que actuar. El acoso ha sido (y sigue siendo) un conflicto difícil de tratar. Actualmente, la presencia de las nuevas tecnologías agrava la situación ya que la víctima tiene dificultades para encontrar refugio, y el acosador tiene a su disposición múltiples canales para agredir desde el anonimato.