El fraude no es nuevo, ni mucho menos, hace años que se viene cometiendo, pero parece que sigue tan activo como siempre o incluso más.
En el plazo de una semana he recibido dos mensajes por correo electrónico que, aunque con orígenes diferentes, persigue lo mismo, convertirme de forma encubierta en un agente para el blanqueo de dinero, lo que se conoce ya como hacer de “mulero”.


Yo, que llevo años siendo usuaria de Whatsapp nunca me había enfrentado con un corte del servicio ni con un mensaje de este tipo.
La verdad es que aportar este dato tiene claras repercusiones sobre la privacidad de los usuarios. No solo podemos utilizar la información para deducir si habrán leído o no nuestro mensaje, además podemos averiguar si alguien ha seguido conectado tras finalizar nuestra conversación, muy típico en situaciones de celos, o conocer con bastante facilidad la hora en la que alguien se acostó a dormir o se levantó.


Hemos escrito mucho sobre el oportunismo que demuestran los ciberdelincuentes cuando lanzan sus ataques para alcanzar al mayor número de personas posible. Suelen aprovechar grandes eventos o noticias de impacto para que caigamos en algún tipo de trampa, normalmente movidos por la curiosidad.
Los usuarios de la conocida aplicación de mensajería instantánea hemos observado que algunas de las fotos de nuestros contactos han desaparecido de repente. Se debe a modificaciones que ha realizado WhatsApp en sus últimas versiones de la aplicación, o mejor dicho, en el funcionamiento desde el punto de vista de la privacidad.