Normalmente este blog va dirigido a los hijos y a los padres, pero nos olvidamos que en la sociedad actual los que muchas veces comparten más horas con los pequeños son sus abuelos. Para ellos, que cuando nacieron apenas había llegado el teléfono (por supuesto fijo, el móvil ni se intuía) va dedicado este post.
Como dice el refrán nunca es tarde si la dicha es buena, e intentar ayudar, educar, formar o simplemente poder compartir con nuestros nietos otro tema de conversación como es el gran mundo de las nuevas tecnologías, es una buena dicha, ¿No? Sólo hace falta atreverse y les aseguro que se puede conseguir.

La burla hacia el “rarito” ha ocurrido siempre, especialmente en el entorno escolar. En general todos hemos estado involucrados en algún caso, ya bien sea defendiendo al agredido, haciendo la vista gorda o apoyando al atacante, incluso, probablemente, también podamos recordar alguna ocasión en la que fuéramos víctima o agresor. ¿Alguien se escandaliza? No lo creo. Estos comportamientos entraban dentro de las “cosas de la escuela”, todos lo hemos vivido. No pretendo quitarle miga al asunto, de hecho, recuerdo algún caso en el que hubo cierto ensañamiento con los más débiles, pasando de castaño a oscuro, pero que se resolvió con la actuación del profesorado. Sin embargo, la burla 2.0 ya no es una broma sino más bien un tema realmente preocupante sobre el que tenemos que actuar. El acoso ha sido (y sigue siendo) un conflicto difícil de tratar. Actualmente, la presencia de las nuevas tecnologías agrava la situación ya que la víctima tiene dificultades para encontrar refugio, y el acosador tiene a su disposición múltiples canales para agredir desde el anonimato.

Seguro que a muchos de nuestros lectores les resulta familiar la barra de herramientas Ask en el navegador. Algunos la mantendrán instalada porque les parecerá útil, pero muchos la conservan porque no saben quitarla y posiblemente, tampoco saben cómo llego a instalarse.
Pero en Navidad el riesgo en el mundo online se intensifica de manera notable. No solo porque aumenta el número de intentos, que ya sería una causa suficiente, sino porque se suma además el efecto de otros factores que facilitan el trabajo a los ciberdelincuentes y eso es algo que ellos conocen e intentan explotar.